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El arquitecto

Francisco Sabatini

En marzo de 1721 nació en Palermo, Sicilia, Francisco Sabatini. Su familia era noble y bien situada, su padre era militar. Poco se sabe sobre sus primeros años de vida, aunque, debido a su posición social, es muy probable que recibiera una excelente educación que le permitió formarse en la Academia de San Lucas de Roma como arquitecto e ingeniero militar.

En la Academia fue discípulo del reconocido arquitecto e ingeniero napolitano Luigi Vanvitelli, con quien estableció fuertes vínculos profesionales que, más tarde, serían también de carácter personal, ya que Francisco contrajo matrimonio con María Cecilia, hija del napolitano.

Tras su formación superior, Sabatini ingresó en el cuerpo de Artillería como ingeniero militar.

En 1750, a los 29 años de edad, el arquitecto ganó un concurso convocado por la Academia de San Lucas para diseñar un colegio dedicado a las Matemáticas y las Bellas Artes. Al año siguiente, Luigi Vanvitelli le pidió a Carlos de Borbón que Francisco se desplazara hasta Caserta, en la región de Campania, para colaborar en las obras del palacio real que el propio rey de Nápoles y Sicilia le había encargado. Francisco también desarrolló en este periodo otros proyectos y dio muestras de su valía como arquitecto e ingeniero a Vanvitelli y a Fernandino Fuga —arquitecto de gran renombre y colaborador de Luigi—. El rey no fue ajeno a la labor de Sabatini y muy rápidamente advirtió su talento.

Cuando en 1759 falleció Fernando VI, Carlos de Borbón asumió el trono español y dejó el de Nápoles y Sicilia en manos de su hijo Fernando. El nuevo monarca, coronado como Carlos III, llegó a Madrid deseoso de comprobar las casi finalizadas obras del nuevo Palacio Real, que se había edificado en los terrenos donde había ardido el viejo Alcázar en 1734.

El nuevo Palacio Real no fue del agrado de Carlos III, que lo consideró pequeño y demasiado ornamentado, poco moderno. Así, a pesar de que todo apuntaba a que el rey ordenaría venir a Luigi Vanvitelli, que se había encargado con éxito del proyecto real del palacio de Caserta, Carlos III decidió que sería Francisco Sabatini quien se trasladaría a Madrid para hacerse cargo del proyecto del Palacio Real y realizar las modificaciones necesarias para que fuese un complejo más versátil y actual. Esta decisión real marcó la trayectoria de Sabatini y también significó una nueva etapa para la Villa de Madrid, que estaba a punto de albergar numerosos y novedosos monumentos y edificios diseñados por el arquitecto e ingeniero.

  • Palacio de los Secretarios de Estado (Centro de Estudios Políticos y Constitucionales)

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Palacio de los Secretarios de Estado (Centro de Estudios Políticos y Constitucionales)

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Patio del Hospital General (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Patio del Hospital General (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Hospital General (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Hospital General (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Puerta Real del Jardín Botánico

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Puerta Real del Jardín Botánico

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Ministerio de Hacienda

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Ministerio de Hacienda

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Palacio Real

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Palacio Real

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Puerta de Alcalá

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

  • Puerta de Alcalá

    Jonás Bel. ©2023 Dirección General de Patrimonio Cultural. Ayuntamiento de Madrid

Sabatini llegó a Madrid en 1760 con el máximo reconocimiento, ya que había sido requerido por el mismísimo rey y nombrado Maestro Mayor de las Obras Reales, además, en un breve espacio de tiempo, le fue concedido el grado de teniente coronel del Cuerpo de Ingenieros y le fue otorgado el título de Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Francisco fue recibido en Madrid con honores y señalado con grandes responsabilidades.

Su primera y principal tarea era la de remodelar el exterior del Palacio Real y acondicionar su interior. Sabatini comenzó con el encargo rápidamente: reordenó la fachada, dirigió la decoración interior, amplió el complejo hacia el sur, proyectó otra ampliación hacia el norte que no llegó a realizar y construyó las caballerizas reales.

A la par, se encargó de las obras de decoración interior del Palacio del Buen Retiro y del Palacio de El Pardo y abordó otros encargos como Maestro Mayor de las Obras Reales. Entre estos destaca el monumental edificio de la Casa de Aduana en la calle Alcalá, actual sede del Ministerio de Hacienda y Función Pública; el diseño de los sepulcros de Fernando VI y Bárbara de Braganza en la iglesia del Real Convento de la Visitación, conocido como las Salesas Reales; el diseño de la fachada y torres de la iglesia de San Francisco el Grande, así como la dirección de su obra, ya comenzada; el Palacio de los Secretarios de Estado, conocido más tarde como Palacio de Godoy, en las inmediaciones del Palacio Real; la Academia de Caballería de San Gil o de Leganitos, ya desaparecida y emplazada en el espacio que hoy ocupa la Plaza de España; o el ambicioso proyecto del Hospital General, iniciado por José de Hermosilla y asignado después a Sabatini, quien no pudo ver terminado el complejo por el excesivo costo de las obras, factor que ralentizó su construcción. Sólo se levantó un tercio del proyecto y en la actualidad alberga el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Como fue el caso del proyecto del Hospital General, cabe mencionar que sus intervenciones en los alrededores del Prado Viejo —área hoy conocida como Paseo del Prado y el Buen Retiro, Paisaje de las Artes y las Ciencias o, en su denominación corta, Paisaje de la Luz, declarado Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2021— dejaron una fuerte impronta que ha llegado hasta nuestros días. Desde la ordenación del nuevo Real Jardín Botánico o el diseño de su enverjado, así como su puerta real, que da acceso desde el Paseo del Prado, hasta la emblemática Puerta de Alcalá, que encontraría su par en la Puerta de San Vicente, de manera que la ciudad quedó enmarcada por estas entradas monumentales.

Además de todos estos proyectos, entre sus trabajos encontramos una excelsa labor de rehabilitación y consolidación de edificios militares y religiosos, así como trazados y adecuación de caminos o diseño de arquitecturas efímeras con motivo de celebraciones y festejos.

El arquitecto también intervino en la Casa de Campo, el Palacio de Aranjuez o el Monasterio de El Escorial y realizó las trazas del Cuartel de Guardias Walonas de Leganés, donde ahora se encuentra la sede de la Universidad Carlos III; de igual forma trabajó fuera de Madrid, en ciudades como Segovia, Valladolid, Burgo de Osma o Santander y, en definitiva, desarrolló proyectos por todo el reino: la estructura defensiva de la ciudad de Manila, la fortificación de Cavite o la ciudad nueva de Guatemala.

En su faceta como ingeniero, Sabatini llevó a cabo uno de los proyectos clave del reinado Carlos III: las «Instrucciones de alcantarillado, empedrado y limpieza de la corte». Se instalaron tuberías de desagüe, canalizaciones y pozos negros y se pavimentaron las aceras. Todas estas acciones dotaron a las vías madrileñas de un aspecto más digno y, sobre todo, más higiénico.

Tras una prolífica carrera, Francisco Sabatini falleció en Madrid el 19 de noviembre de 1797. Dejó un inmensurable legado arquitectónico, a pesar de que varias de sus obras no han llegado hasta nuestros días.

La confianza por parte de Carlos III de la que disfrutó Sabatini, así como la posibilidad de contar con un gran equipo, entre los que se encontraban sus cuñados, Pedro y Francisco Vanvitelli, junto a otros arquitectos, aparejadores, técnicos y artesanos le proporcionaron la justa fama que alcanzó durante su trayectoria.

Sin embargo, a lo largo de la historia su estilo arquitectónico no ha sido siempre elogiado. Su doble formación como arquitecto e ingeniero militar condicionó en gran medida la lectura de sus trabajos, que se llegaron a calificar de fríos, austeros y faltos de ornamento arquitectónico. No obstante, es necesario comprender el complicado momento estilístico que vivió Sabatini, una época de transición entre el ornamento Barroco y la sobriedad del Neoclasicismo. En este sentido, sus trabajos responden perfectamente al ideal ilustrado de renovación que con ahínco perseguía Carlos III y a la ciudad monumental que el monarca quiso proyectar durante su reinado. La doble formación de Francisco, lejos de plantearle dilemas, le permitió ser muy versátil en cada encargo y conseguir el difícil equilibrio entre la monumentalidad, la modernidad y el ornamento.