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La restauración

El proyecto de restauración de la Puerta de Alcalá es una intervención integral que está permitiendo la consolidación estructural de los grupos escultóricos y que incluye actuaciones como el saneado de los anclajes metálicos, la eliminación de grapas que han perdido su función de agarre, el cosido de los elementos sueltos, la eliminación de todos los morteros añadidos en intervenciones previas y el sellado de las nuevas juntas. Además, se levantará la cubierta para eliminar la humedad que ha provocado en los materiales de soporte y sanear los anclajes de las esculturas. Se reharán las pendientes y, a continuación, se colocará una nueva cubierta de plomo, esta vez ventilada, que evite los procesos patológicos presentes en los grupos escultóricos, agravados por la actual cubierta. Por último, en los paramentos de granito y los relieves presentes en éstos, que se encuentran arenizados, con desplacación y fracturas, se realizará también un tratamiento integral, con objeto de detener el deterioro y asegurar que los elementos escultóricos de las fachadas queden cosidos adecuadamente, al tiempo que se eliminarán los elementos degradantes y se protegerá la piedra de las futuras agresiones ambientales.

Toda la intervención llevará aparejado un control arqueológico y un levantamiento documental, adecuándose a sus características y al entorno en el que se encuentra. Asimismo, este control permitirá profundizar en el estudio del monumento para diseñar protocolos específicos de monitorización continuada que garanticen el seguimiento exhaustivo y pormenorizado de la evolución del estado de conservación a lo largo del tiempo, junto con la programación de actuaciones de mantenimiento, difusión y sensibilización acordes a las necesidades del bien.

La duración estimada de los trabajos será de doces meses, plazo condicionado por la evolución de los mismo y las posibles dificultades de ejecución añadidas a una intervención en un monumento de singular relevancia.

Los paramentos

El estado de conservación de las superficies del monumento está muy vinculado a la acción de factores externos, como la contaminación, la climatología, la acción biológica o los tratamientos previos. Tampoco son desdeñables otros daños de origen externo como los derivados de conflictos bélicos, acontecimientos históricos o accidentes.

El conjunto de actuaciones previstas sobre los paramentos está dirigido a frenar los procesos degradativos activos, a través de tratamientos y medidas correctoras que favorezcan la recuperación de la unidad estética del conjunto y respeten las marcas históricas que también forman parte del monumento.

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El primer paso es la limpieza de los paramentos, destinada a eliminar todos los depósitos superficiales de material biológicos, pátinas de suciedad o restos de otras intervenciones con afección estética o de deterioro. La eliminación de estos depósitos influye en el correcto funcionamiento de los siguientes tratamientos.

En primea instancia la limpieza será superficial para retirar el polvo y las acumulaciones de microorganismos, restos orgánicos, excrementos de aves, plantas u otros elementos materiales acumulados a lo largo del tiempo. Se trata de una limpieza manual con cepillos suaves, espátulas y aspirado controlado. En paralelo se retirarán los elementos inestables, con riesgo de desprendimiento, que serán limpiados, identificados y localizados en un croquis para su posterior reposición, una vez concluida la limpieza.

En las zonas del granito y la caliza con ennegrecimiento y costras se aplicará una limpieza en seco, consistente en la proyección de microabrasivos cuya presión será controlada y regulada según la densidad de las costras.

Las limpiezas químicas serán puntuales y aplicadas con cautela ya que pueden dejar residuos que, si no se estabilizan adecuadamente, pueden desencadenar procesos de deterioro. Por ello este tratamiento sólo se utilizará para la retirada de ennegrecimientos, y costras negras y de carbonatos. Este tipo de limpieza se iniciará en las partes superiores y continuará hacia la zona baja, al tiempo que se realiza un exhaustivo control del pH de la superficie antes y después de la limpieza para actuar de inmediato con lavados de agua desmineralizada en caso de necesitar estabilizarlo.

También será puntual el uso de la limpieza fotónica, mediante un láser que emite impulsos, que se empleará para el repaso de la limpieza mecánica sobre la piedra caliza. Su uso debe ser controlado, ya que puede producir una pequeña pérdida de la superficie caliza al impactar sobre las partículas de mica.

Dado que las fracturas y desprendimientos han dejado al descubierto algunos elementos metálicos de anclaje —expuestos a dilatación, oxidación y corrosión— es necesario su tratamiento para frenar y estabilizar el deterioro.

La primera limpieza de estos elementos metálicos será superficial en seco, con una brocha de pelo suave y un lápiz de fibra de vidrio, utilizado para limpiezas precisas, eliminación de óxido y preparación de superficies, en la que se eliminará el polvo y los depósitos de suciedad. Después se efectuará una segunda limpieza mecánica con bisturí y se finalizará con la retirada de los restos con un hisopo o palillo con algodón impregnado en etanol. También se podría aplicar una mezcla de preconsolidación en superficies donde se considere necesario. Por último, se pulverizará un tratamiento de estabilización.

La presencia de sales en la Puerta de Alcalá parece corresponder con algún momento pasado en que la zona sobre la que se asienta poseyera más humedad. No obstante, se realizarán mediciones en diferentes áreas para controlar el nivel de salinidad y valorar la pertinencia de un tratamiento de desalación previo a la aplicación de los tratamientos biocidas, hidrófugos y la limpieza química.

En los lugares con niveles de sales superiores se aplicarán papetas, una especie de cataplasmas de pulpa de celulosa o de pasta de arcillas con propiedades absorbentes que se aplican a las superficies y se dejan secar para que las sales pasen hacia la papeta. A continuación, ésta se retira con una espátula y se cepillan los restos de pasta con una brocha. La medición del contenido de sales indicará la necesidad o no de repetir el proceso hasta alcanzar un nivel estable.

Ante el hallazgo puntual de líquenes y musgos, y partir del estudio en laboratorio de diferentes muestras, se ha determinado que la actividad microbiológica afecta a las estructuras minerales de la piedra granítica. Con estos resultados se realizará un tratamiento biocida generalizado, consistente en la pulverización de una mezcla química que destruye, neutraliza e impide el desarrollo de líquenes y musgos.

En las zonas con riesgo de rotura y desprendimiento debido a la aparición de fisuras y gritas es necesario practicar una consolidación estructural que ayude a mantener los fragmentos unidos en su posición original. El anclaje se realizará sobre aquellos elementos del monumento que no presenten deterioro y se hará mediante el cosido con varillas corrugadas o texturizadas de fibra de vidrio o titanio, introducidas en pequeños taladros y fijadas con resina epoxi termoendurecible. En el caso de los fragmentos sueltos se limpiarán y sanearán antes de extender el adhesivo, procediendo a su reposición y sujeción mediante presión hasta que el adhesivo fragüe. Estas uniones se reforzarán con un cosido tridimensional con varillas de fibra de vidrio adaptadas al tamaño y peso de cada elemento.

En el caso de los impactos de proyectiles, donde se hallan numerosas grietas, fisuras y lascas —patologías que también se aprecian en otras zonas, en especial en los elementos decorativos de caliza— se aplicará una limpieza con brochas y aspirado. Después, se retirarán resinas y morteros existentes y se inyectará una resina termoplástica o termoendurecible, según el grado de la fisura o la separación del material pétreo. Antes de aplicar las resinas se sellarán las fisuras y grietas con masilla desmoldeable para evitar goteos y, en aquellos casos en los que sea necesario, se utilizará una protección temporal con papel japonés, un tipo de papel muy fibroso que proporciona soporte.

Tras el endurecimiento de la resina se procederá al sellado con mortero de cal, al que se le puede añadir pigmentos para igualar el tono, así como la textura de las áreas intervenidas.

En las grietas y fisuras que requieran anclajes, se limpiarán las zonas, se eliminarán resinas y morteros y se rellenarán y sellarán hasta compactar las fisuras. El acabado final se realizará con mortero de cal aérea —que permite la transpiración e impide la filtración de agua— al que se le añadirá pigmento para igual el color y la textura del área. En el caso de que fuese necesario coser con varillas, se realizarían una serie de taladros en los que se introduciría una armadura de fibra de vidrio para, a continuación, inyectar la resina y ejecutar una limpieza y sellado.

Para los fragmentos muy dañados y con anclajes muy deficientes —ya sean originales o correspondientes a intervenciones posteriores— se procederá a su deposición y posterior adhesión. Las piezas serán retiradas para su restitución a su posición original mediante la técnica de la anastilosis, que permite reconstruir un monumento restituyendo sus fragmentos.

La reconstrucción se realizará mediante la aplicación de mortero, si no son fracturas limpias y existe pérdida de material, o resina termoestable o termoendurecible si la rotura es limpia. En caso de los fragmentos de gran volumen, se ejecutará un anclaje con varillas de fibra de vidrio insertadas en taladros y se aplicará mortero en las zonas de sellado y de las perforaciones de las varillas.

Para la lectura correcta del proyecto ideado por Francisco Sabatini es necesario reintegrar algunas pérdidas de elementos. Esta actuación se realizará con mortero o piedra, dependiendo del volumen, función y zona a reintegrar. Sin embargo, no serán objeto de reintegraciones las zonas en las que la pérdida de volumen se deba al impacto de proyectiles, ya que se tratan de huellas históricas que alberga el paramento.

Para la reintegración de pérdidas de pequeño volumen se utilizará un mortero de cal predosificada, indicado para aplicar sobre piedra, con marmolina blanca para elementos de piedra caliza y un mortero de granito para los elementos de este material. La reintegración deberá sobresalir al menos 2 milímetros por encima de la superficie original y se modelará y labrará in situ. Si las zonas a reintegrar fuesen mayores de 2,5 centímetros, se realizará un armado con varillas corrugadas o texturizadas de fibra de vidrio, resina epoxi y alambre de acero inoxidable y después se aplicará el mortero, que seguirá las mismas indicaciones para la reintegración que en el caso anterior.

Los fragmentos de gran volumen o que desempeñen una función estructural, se reintegrarán en piedra. El material pétreo utilizado deberá ser muy similar a la caliza y el granito empleados en la construcción del monumento. Los bloques de estas piedras se recibirán en la obra y allí se labrarán por canteros especializados, que atenderán a las medidas y formas requeridas. Estas piezas se colocarán mediante adhesión y anclaje sobre el material original en buen estado de conservación, ya sea en forma de ensamblaje o mediante varillas de fibra de vidrio, introducidas en taladros y fijadas con epoxi tixotrópico, un potente adhesivo que no presenta encogimientos y tolera ambientes húmedos.

La Puerta de Alcalá presenta, además, variaciones de color ente los diferentes sillares de piedra. Con el objetivo de proporcionar uniformidad cromática al monumento, se aplicará un patinado o capa de envejecimiento artificial, que no afectará a la conservación de la piedra original. La superficie se impregnará de compuestos inorgánicos estables aplicados como una veladura que suaviza y unifica el tono de los sillares. Esta pátina artificial se irá perdiendo progresivamente para dar paso a una pátina natural.

Para la protección contra la humedad y la incidencia del agua en periodos lluviosos se aplicará un tratamiento hidrofugante en las superficies. Tras los diferentes ensayos de viabilidad se ha optado por el uso de un producto a base de nanopartículas de óxido dispersas en isopropanol, que ofrece protección para materiales porosos y poco porosos y logra evitar las principales patologías causadas por la acción del agua. Asimismo, es inalterable ante la radiación ultravioleta, no crea películas superficiales ni encapsula la piedra, deja que esta transpire y tampoco produce variaciones cromáticas.

En las zonas inferiores de los paramentos, el tratamiento planteado es ligeramente diferente, ya que posee una capacidad repelente al agua y a los materiales oleosos y también es antimanchas, con el objetivo de proteger esta zona de las acciones vandálicas. El tratamiento, aplicado mediante pulverización, alcanzará hasta dos metros desde la cota del suelo en todas las superficies inferiores, incluido el interior de los vanos.

  • Restauración en los paramentos

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Los grupos escultóricos

La acción conjunta de los diversos factores de deterioro que afectan a los grupos escultóricos, en especial los de carácter mecánico por la acción diferencial entre materiales, tanto de origen como incorporados en intervenciones previas, los de índole biológica y los intrínsecos de la piedra, suponen cierta inestabilidad estructural de estos elementos que han aconsejado el inicio de la restauración por las esculturas.

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Tras la realización de los estudios previos para obtener un diagnóstico exhaustivo de las patologías y con objeto de documentar cada escultura de la manera más exacta posible la intervención en los grupos comienza por su digitalización, mediante el escaneo con un láser 3D a color que permitirá reconstruir las once esculturas con detalle.

Esta digitalización será útil durante la restauración en curso y se plantea además como un recurso muy valioso para futuras actuaciones ya que permite la reconstrucción virtual de los elementos perdidos, la realización de estudios técnicos o el control de daños, para comprobar su estado de conservación como parte de su mantenimiento.

Los depósitos de suciedad, los restos de excrementos de aves o las manchas de humedad y contaminación afectan a la integridad de las esculturas y han aconsejado una limpieza previa de las superficies que evite problemas en los siguientes trabajos de consolidación. Además, ha permitido una nueva inspección visual del estado de conservación al dejar al descubierto daños ocultos por la suciedad.

La limpieza se está realizando en seco, sin la aplicación de sustancias limpiadoras, mediante el uso de brochas y pinceles, junto con una aspiración controlada, de manera que sea una limpieza lo más delicada posible. Para los depósitos biológicos —nidos de aves, excrementos o los nidos de araña— se están utilizando brochas con fibras de nylon, que proporcionan una dureza extra sin afectar a la caliza.

Para preservar las esculturas durante los trabajos de consolidación con los que se está devolviendo la estabilidad a los conjuntos, se han incorporado protecciones y apeos estructurales temporales.

Para asegurar las piezas escultóricas de grandes dimensiones e inestables, se han planteado unas torres estructurales culminadas por vigas portantes que rodean a las esculturas. Sirviéndose de estos elementos portantes, se realizan los apeos y arriostramientos de todos los elementos del grupo escultórico que puedan resultar inestables durante el proceso de estabilización. Este apeo estructural realiza varias funciones de conservación: reducción de vibraciones durante los trabajos, soporte de la carga de esos conjuntos y seguridad para cada elemento.

Otra de las acciones dirigidas a proporcionar estabilidad a los conjuntos escultóricos es el cosido estructural preparado sobre el terreno para adaptarlo plenamente a las necesidades de las esculturas. El cosido se realizará mediante anclajes a la cubierta o entre las piezas de las propias esculturas, asegurando todas aquellas piezas que presentaban riesgo de caída.

Los anclajes consisten en varillas texturizadas de fibra de vidrio, fijadas con resina epoxi termoendurecible en pequeños taladros o agujeros que realizarán labores de cohesión en conjunto con las varillas. En el caso de los fragmentos sueltos, aunque no desprendidos por completo, se limpian, sanean y unen con el adhesivo de resina epoxi en su posición correcta, sujetos con calzas o mordazas mientras el adhesivo fragua. Después se procede al cosido con varillas de fibra de vidrio.

Los cosidos funcionan como reintegradores de las partes fragmentadas, invitando a que las piezas mantengan una misma tensión y conserven un equilibrio que impida la aparición de fracturas.

Estos cosidos se están ejecutando en piezas como las panoplias o conjuntos de armas y armaduras de la fachada occidental, en los que existen movimientos diferentes entre las partes del conjunto que provocan tensiones, así como en aquellas piezas de otros grupos escultóricos que así se ha considerado por encontrarse sueltas o haber perdido la cohesión con respecto al resto de la escultura.

Otra de las acciones dirigidas a proporcionar estabilidad a los conjuntos escultóricos será un cosido estructural preparado sobre el terreno para adaptarlo plenamente a las necesidades de las esculturas. El cosido se realizará mediante anclajes a la cubierta o entre las propias esculturas, recogiendo todas aquellas piezas que presenten riesgo de caída.

Los anclajes consistirán en varillas texturizadas de fibra de vidrio o titanio, fijadas con resina epoxi termoendurecible en pequeños taladros o agujeros que realizarán labores de cohesión en conjunto con las varillas. En el caso de los fragmentos sueltos, aunque no desprendidos por completo, se limpiarán, sanearán y unirán con el adhesivo de resina epoxi en su posición correcta, sujetos con calzas o mordazas mientras el adhesivo fragua. Después se aplicará el cosido con varillas de fibra de vidrio.

Los cosidos funcionarán como reintegradores de las partes fragmentadas, invitando a que las piezas mantengan una misma tensión y conserven un equilibrio que impida la aparición de fracturas.

Estos cosidos se realizarán en piezas como las panoplias o conjuntos de armas y armaduras de la fachada occidental, en los que existen movimientos diferentes entre las partes del conjunto que provocan tensiones.

Aunque apenas queda rastro del mortero original del monumento, los grupos escultóricos presentan otros morteros aplicados en diversas restauraciones. En todos los casos en que éstos presentan grietas, falta de cohesión entre el material y la piedra, se hayan degradado o sean inadecuados técnica o cromáticamente se procede a la eliminación de estos morteros.

La eliminación se realiza de forma manual y con utensilios que evitan la abrasión o deterioro de la caliza: brochas de cerda, cepillo de raíces, espátulas o cinceles de pequeño tamaño.

Los morteros de mayor dureza se eliminan manualmente y, siempre que no suponga un riesgo de rotura, también se podrá utilizar vibroincisor, una herramienta de precisión que opera de manera parecida a un pequeño cuchillo, aunque su punta es roma y posee una alta sensibilidad que permite retirar restos sin dañar la piedra.

Las grapas, cintas y otros elementos metálicos colocados en restauraciones anteriores para asegurar y reforzar su estructura y que supongan algún tipo de riesgo para los conjuntos bien por su oxidación, bien por que aporten tensiones contrarias a las esculturas son retirados. La retirada de estos elementos metálicos se hace de forma manual cuando se encuentran sueltos y con una amoladora sin percusión cuando se requiere el uso de este instrumento cortante.

En los casos en que la retirada de los elementos metálicos supone un riesgo para la conservación de la piedra o su funcionalidad, se procede a su conservación aplicando una limpieza del óxido, un tratamiento que estabilice la oxidación y una capa protectora final antióxido. En el caso de que los elementos metálicos sean originales, se procede igualmente a su tratamiento para evitar la corrosión. En ambos casos, se reciben o encapsulan con plomo a fin de evitar vibraciones y tensiones en la piedra, y para evitar corrosión en el contacto entre el metal y la piedra.

Durante la intervención es posible que se retiren fragmentos y que se almacenen hasta que sean repuestos en su posición original. Para proceder a la reposición de fragmentos será necesario limpiarlos y sanearlos para así conseguir una mayor adhesión. La restitución se hará con una resina epoxi de alta resistencia y se aplicará presión con mordazas o calzos hasta que el adhesivo haya fraguado correctamente. La unión se reforzará con un cosido tridimensional con varillas de fibra de vidrio, acero inoxidable o titanio de diferentes dimensiones según las piezas, introducidas en pequeños taladros agujeros entre las dos caras de las piezas a coser, siempre evitando desvíos laterales.

En los fragmentos grandes y de peso considerable, para evitar las posibles desviaciones a la hora de la adhesión se colocará una estructura auxiliar que permita la correcta posición del fragmento durante los trabajos y mientras fragua el adhesivo.

Para los trabajos de recolocación de piezas que hayan podido ser desplazadas de su posición, se eliminará el mortero de todos los elementos para separarlos. Previamente se colocarán dos abrazaderas en torno a las piezas para su protección. Con la ayuda de cuatro gatos que soportan hasta 5.000 kilos cada uno, asentados sobre los andamiajes, se elevarán lentamente las piezas —con tan sólo tres movimientos— para corregir su posición, colocando tacos de madera adaptados a las diferentes medidas de las piezas para que sirvan de apoyo y den estabilidad a la escultura. Durante el proceso, las esculturas se protegerán con espuma de polietileno reticulado interpuesta entre la superficie original y los sistemas de izado.

En el supuesto que sea necesario el desmontaje completo de algún elemento integrante de un grupo escultórico, las piezas se colocarán en palés resistentes y adecuados al peso, ubicados junto al grupo escultórico de origen. A continuación, se ejecutará una limpieza y consolidación y se procederá al montaje en el orden inverso al desmontaje; con la ayuda del material gráfico e informativo que se recogió durante el desmontaje.

En general, se respetan siempre los criterios constructivos originales, así como los elementos de sujeción y anclaje originales si se encuentran en buen estado de conservación. De no ser así, se sustituirán por otros con características similares.

Cuando los trabajos de consolidación estructural hayan finalizado y se haya recuperado la estabilidad de cada grupo escultórico, se retirarán las protecciones temporales.

Se prestará especial atención a aquellas zonas que puedan presentar separación de fragmentos, señalizándolos en el croquis del monumento para que quede constancia, y aplicando un plan de adhesión que responda a las necesidades de estos elementos.

Una de las principales causas de deterioro de los grupos escultóricos es la presencia de grietas y fisuras por ello es fundamental el sellado que evite la humedad, suciedad o agentes biológicos. El sellado de estas grietas y fisuras se llevará a cabo con la aplicación de jeringuillas y bocas de resina termoplástica o termoendurecible, según el grado de fisura y separación del material.

En aquellos casos que lo requieran se podrá utilizar papel japonés, conocido por la resistencia de sus fibras, para realizar una protección temporal que ayude a mantener el material unido mientras se realizan los trabajos de sellado e inyección.

Cuando las resinas se endurezcan, el siguiente paso será el sellado con mortero de cal con carga de marmolina blanca, un mortero elaborado para la reparación e imitación de piedra. Así, los rellenos quedarán de un tono similar al de la caliza original.

Finalizada la consolidación estructural se procederá a la limpieza controlada de ennegrecimientos y costras, eliminando definitivamente los depósitos de suciedad dañinos para la conservación, a la vez que se recupera un aspecto estético.

Durante el proceso se llevará un control continuo de las superficies para evaluar el grado de incidencia de la limpieza y el nivel de abrasión que podrían aconsejar cambios en el método empleado. Este control se realizará mediante el estudio superficial de la piedra y la toma de fotografías con un potente microscopio digital portátil.

La limpieza mecánica en seco será previa a la aplicación de tratamientos protectores y consistirá en la microproyección de materiales abrasivos que elimine las costras biológicas, los ennegrecimientos y las pátinas. Se usará un aparato especializado, con una presión específica y una distancia estipulada para asegurar que el material pétreo no sufre; además, se irá comprobando continuamente la presión, la distancia y la velocidad, atendiendo a las características de los depósitos a eliminar.

En aquellas zonas donde la limpieza mecánica no haya conseguido eliminar por completo las costras o ennegrecimientos se aplicará una limpieza fotónica con tecnología láser.

La presencia generalizada de líquenes en las esculturas aconseja también la aplicación de un tratamiento biocida generalizado, una mezcla de sustancias químicas que neutralizan, destruyen y repelen bacterias y hongos. El producto se aplicará con brocha o pulverizado, insistiendo especialmente en los huecos e intersticios donde mayor presencia de líquenes. Después, se retirarán los restos en descomposición de forma manual y se pasará un chorro de aire que elimine polvo y suciedad fina adherida.

Gracias a la documentación existente es posible conocer cómo fueron algunos de los elementos perdidos y es posible su reintegración volumétrica para permitir una lectura del monumento en su totalidad. Según las características de los elementos, estas reintegraciones se podrán realizar con mortero o piedra, dependiendo de su volumen, función y zona.

Para las pérdidas de pequeño volumen o las fisuras que indican falta de cohesión, se empleará un mortero reversible de cal predosificada, indicado para aplicar sobre la piedra, con carga de marmolina blanca, que además puede adaptarse cromáticamente a la caliza ya que admite pigmento para ajustar el color con el material original. La reintegración deberá sobresalir al menos 2 milímetros por encima de la superficie original y se modelará o labrará a mano en el propio sitio.

Si la profundidad de los elementos faltantes es mayor a 2,5 centímetros será necesario realizar un armado mediante varillas texturizadas de fibra de vidrio y resina epoxi, así como alambre de acero inoxidable, antes de aplicar el mortero.

En el caso de pérdidas de elementos de gran tamaño que desempeñen una función estructural, se utilizará piedra caliza de gran calidad, que tras un estudio petrográfico de muestras de piedras de distintas canteras, se decida que es la más parecida a la original. Al igual que en el resto de las reintegraciones, los bloques de piedra se recibirán en la obra y la labra se realizará in situ por un escultor especialista. Estas piezas se colocarán utilizando adhesivos y anclajes en las partes de las esculturas que se encuentren en buen estado. Se emplearán varillas de fibra de vidrio que se introducirán en taladros y serán fijadas con adhesivo epoxi tixotrópico, un adhesivo libre de disolventes, de fácil aplicación que proporciona resistencia y funciona incluso con soportes húmedos.

En cuanto al grupo escultórico de alegoría de la Fama, situado en el cuerpo superior de la fachada este, es uno de los grandes protagonistas del monumento, pero también está muy expuesto a las inclemencias meteorológicas. Ha sufrido varias pérdidas volumétricas: ala, soporte, brazo y trompeta y su lectura no corresponde con la idea original ejecutada por Sabatini, por lo que es necesario realizar una serie de reintegraciones. Un escultor de amplia trayectoria en este tipo de actuaciones se encargará de ejecutarlas en la caliza seleccionada. Para ello se habrán estudiado minuciosamente las fotografías, estampas, documentación histórica y escaneados del monumento.

De forma previa a su ejecución, se procederá a analizar las posibles reintegraciones que recuperen la unidad estética y logren una imagen lo más parecida a la original, pero sin caer en falsos históricos. No se pretende crear un nuevo grupo escultórico, ni imitar el que ya existía; la intención es restablecer una imagen similar al proyecto original. Una vez consensuada la intervención de reintegración volumétrica, el escultor procederá a la realización de los trabajos para conseguirla, buscando un acabado similar al original, aunque no exactamente igual. Estas nuevas piezas incluirán una pequeña inscripción en la que se indique el año de realización, de tal forma que, si toda la documentación de esta intervención se perdiera, al estudiar la puerta se podría deducir que no son piezas originales.

Debido también a la incidencia de la humedad en la conservación de las calizas, es importante, para evitar las filtraciones de agua en las esculturas, sellar cuidadosamente las juntas que se creen al reintegrar los elementos. Para este sellado se utilizará el mismo mortero empleado en la reintegración volumétrica.

Asimismo, para aquellas esculturas que, por sus formas y diseños, son propensas a la acumulación del agua de lluvia se protegerán las zonas de depósitos con una cama o fina capa de mortero de cal grasa en pasta, que permite realizar un modelado del mortero para que forme una pequeña pendiente que ayude a evacuar el agua acumulada.

La protección contra la humedad se completará con tratamiento hidrófugo, transparente, inalterable ante la radiación ultravioleta, reaplicable y permeable, que dejará transpirar a la piedra.

  • Restauración en los grupos escultóricos

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La cornisa

Los frontones presentan desprendimientos de material por la falta de transpirabilidad ocasionada por intervenciones anteriores. También acusan afecciones por el discurrir del agua de lluvia.

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La intervención en la cornisa requiere el saneado y preparación de las superficies alteradas para recibir los tratamientos de sellado e hidrofugación. De igual forma se retirarán todas las intervenciones volumétricas en mal estado: morteros, resinas o material pétreo, que afectan estéticamente al monumento y comprometen su conservación. La retirada se realizará manualmente mediante espátula, cinceles, vibroincisores o microtornos, con el objetivo de eliminar únicamente el material alterado sin causar ningún daño al granito.

Por otro lado, el mortero de rejuntado aplicado en 1992 en los sillares del cuerpo superior ya no permite la transpiración del material y es necesaria su eliminación de forma manual, utilizando brochas de cerda, cepillos de raíces, espátulas o si es necesario, en caso de ser un mortero con alta dureza, con vibroincisores o instrumentos que no emitan percusión, pero logren fragmentar el mortero.

Tras su retirada, las juntas se limpiarán con aire a presión controlada, prestando especial atención para no dañar la piedra o arrastrar material original. A continuación, se ejecutará un sellado de los fondos de las juntas mediante inyección de cal hidráulica o cal puzolánica que se caracteriza por aportar gran impermeabilidad, acción que funcionará como una preconsolidación de las caras internas de los bloques de piedra y favorecerá el agarre de los morteros de rejuntado. Previo a este paso, se aplicará masilla tixotrópica en las juntas colindantes para evitar fugas. La masilla se retirará una vez terminado el sellado.

Por último, se realizará el rejuntado de todo el monumento con mortero de cal, con especial atención a las zonas de unión en las cornisas, donde se creará un pequeño desnivel con mortero de juntas para facilitar la evacuación de agua de lluvia.

La colonización de aves es uno de los factores de riesgo para la correcta conservación de la Puerta de Alcalá, no sólo por las consecuencias estéticas sino por las alteraciones del material pétreo derivadas de la acumulación de excrementos. Por ello se procederá a la instalación de un sistema ahuyentador que combine ahuyentadores químicos, sistemas de disuasión por corrientes de impulso y redes anti palomas.

Estas instalaciones modifican de un modo efectivo la conducta de las aves para mantenerlas alejadas del monumento sin que sufran daños permanentes. No obstante, tampoco garantizan una erradicación total, pues pueden desplazarse hacia otras zonas del conjunto no afectadas en la actualidad, pero que podrían ofrecer nuevos puntos de colonización. Por ello, se requiere un control periódico tras la finalización de la restauración, para ampliar los sistemas instalados si surgieran nuevos puntos de cobijo y anidación.

El ahuyentador químico es totalmente ecológico y está formulado a partir de materia orgánica tratada, que afecta sensorialmente a las aves, provocando el rechazo a aproximarse al producto. Se colocará en gel en unos pequeños platillos, ubicados en zonas no accesibles para las personas y fijados con un punto de silicona libre de ácidos.

El sistema de disuasión por corriente de impulso se colocará sobre los capiteles, las líneas que marcan los diferentes cuerpos del conjunto, cornisas y zonas identificadas como de anidación. El sistema consistirá en dos varillas paralelas de acero inoxidable, enganchadas con soportes transparentes, respetuosos con la piedra y resistentes a la radiación ultravioleta, que estarán conectadas a un generador de impulso solar.

Por su parte, las redes anti palomas se colocarán en el frontón de la fachada oeste, tras las panoplias del cuerpo superior, zonas resguardadas donde se ha observado una fuerte presencia de aves. Serán redes de polietileno de alta densidad, estables frente a la radiación ultravioleta y muy resistentes a las roturas. Se colocarán argollas de anclaje de acero inoxidable cerca del tímpano y se intentarán anclar en las juntas entre sillares, pero de no ser posible, se perforará la cubierta y se sellará la zona para evitar filtraciones de agua y suciedad. Ya colocadas las argollas, se instalará un cable de acero con tensores al que se sujetará la red mediante grapas de acero.

Las letras de las cartelas conmemorativas deterioradas por oxidación recibirán un tratamiento para su estabilización. Una vez realizada una limpieza manual para eliminar el polvo y otros residuos orgánicos, se eliminará el óxido y se procederá a la preparación de la superficie.

En la actualidad las letras tienen un revestimiento de pintura, posiblemente acrílica, que se retirara mediante una limpieza química para comprobar su estado, dado que la película de este tipo de pinturas impide analizar el posible deterioro.

Para retirar el óxido se aplicará una limpieza mecánica y química, utilizando bisturí o incluso microtorno, si fuese necesario, y etanol impregnado en un hisopo. El objetivo es eliminar los productos de corrosión y alcanzar una homogeneidad en la superficie. En aquellas zonas donde sea necesario, se aplicará con pincel una solución de preconsolidación. A continuación, se aplicará un tratamiento para crear una barrera fisicoquímica seguido de un conversor de óxido a base de taninos que transformará los óxidos inestables del metal en compuesto termodinámicos más estables. Después se darán de una imprimación o preparación anticorrosiva, que evite la penetración de humedad o gases contaminantes, seguida de una capa de pintura para metal antioxidante.

Si las letras de bronce presentaran una superficie muy deteriorada, se aplicaría una pátina dorada de base acrílica y pigmento de mica, evitando el uso de purpurinas o pintura metalizadas de baja calidad.

  • Restauración en la cornisa

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  • Restauración en la cornisa

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La cubierta

La necesidad de intervenir en la cubierta es prioritaria por cuanto este elemento que debería proporcionar protección, se ha convertido en un factor de deterioro, en especial de los grupos escultóricos y de la cornisa, debido al carbonatado del metal.

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Los morteros que sirven de base al emplomado de la cubierta, aplicados en actuaciones interiores, han deteriorado la base de la cubierta permitiendo la filtración de agua. Por ello estos morteros se retirarán al igual que en otras zonas del monumento. En este caso se eliminarán dejando un perímetro de dos metros en torno a la base de los conjuntos escultóricos, para evitar las vibraciones excesivas hacia estos elementos y la retirada del mortero alrededor de las esculturas se realizará manualmente. Se practicarán pequeñas incisiones en cuadrícula con una amoladora para fragmentar el mortero en pequeñas secciones que serán retiradas con un cortafrío o con un vibroincisor. Para ejecutar estos trabajos, los grupos escultóricos ya consolidados se habrán protegido previamente para evitar que sean golpeados de forma accidental.

Por su parte, la cubierta de plomo se levantará para poder acceder a los anclajes de las esculturas y sanearlos; se reharán las pendientes y se colocará una nueva cubierta de plomo, sobre rastreles que garantice la ventilación y evite la acumulación de humedad en el material de soporte. La nueva pendiente proporcionará una vía de evacuación al agua desde detrás de los grupos escultóricos, de manera que las escorrentías no confluyan en ellos deteriorándolos.

Estos trabajos se ejecutarán una vez consolidados los grupos escultóricos y de forma previa a su limpieza y restauración final, procediendo de esta manera en cada zona del monumento en el siguiente orden: Ala Norte, ala Sur, y finalmente en el cuerpo central.

Se prevé por último la instalación de un sistema del tipo línea de vida que permita el futuro mantenimiento y conservación rutinarios del monumento, así como la reaplicación periódica de tratamientos o aquellas reparaciones puntuales que puedan ser necesarias.

  • Restauración en la cubierta

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